"Bienvenidos a la vida en directo". El pasado 23 de abril se cumplieron 25 años desde que Mercedes Milá comenzó con estas palabras la gala de presentación de un programa que haría historia en la televisión. Un programa de telerrealidad que era pionero en nuestro país y que no solo se convirtió en un auténtico fenómeno que sigue vivo un cuarto de siglo después, sino que allanó el terreno al formato reality show que se multiplicaría tanto en Telecinco como en otras cadenas.
Adaptación del formato creado por John de Mol y emitido por primera vez en Países Bajos, Gran Hermano sorprendió a la audiencia española con una dinámica nunca antes vista: 10 concursantes completamente anónimos entraban en una casa aislada equipada con cámaras y micrófonos para convivir en ella durante tres meses. Durante ese periodo de tiempo, los concursantes se nominarían entre sí en base a la convivencia y el público expulsaría a uno de ellos cada dos semanas hasta dejar un único ganador que se llevaría a casa 20 millones de pesetas. Aquella edición nos dejó como ganador al joven gaditano Ismael Beiro, pero el resto de sus concursantes también dejaron huella: Iván, Ania, Silvia, Israel, Nacho, Vanesa, Marina, María José, Jorge y los suplentes Koldo, Íñigo, Mónica y Mabel.
Seguida como ninguna otra en su historia, la primera entrega de Gran Hermano dejó algunos momentos y escenas para el recuerdo, pero, si hay una que recordamos por encima de todas fue la protagonizada por Jorge Berrocal en la gala en la que se produjo la primera expulsión. La eliminada por la audiencia había sido María José Galera, con la que había iniciado una relación sentimental, y su reacción no tuvo desperdicio: "¡¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?!".
Una frase que, 25 años más tarde, sigue siendo parte de la cultura popular española y seguimos repitiendo cada vez que algo se tuerce.
La frase en cuestión se hizo viral en un momento en el que Internet estaba aún en pañales, pero, si haces memoria, recordarás que acabó dando lugar hasta a su propio remix y fue repetida hasta la saciedad durante años, siendo, sin lugar a dudas, la frase más mítica de la historia de Gran Hermano.
La primera edición de Gran Hermano tuvo una media de más de 7,7 millones de espectadores y un 51,2% de 'share', alcanzando su momento de máxima audiencia en la final, que alcanzó el 70,8% de cuota y 9.105.000 espectadores.
