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Clark Davis es un joven blanco de clase media que ingresa en un centro penitenciario de Nueva York cuya población reclusa es mayoritariamente negra o puertorriqueña. Davis está acusado de violar a una menor, lo que le convierte en objeto de las iras de sus peligrosos compañeros de presidio, que le consideran la clase más baja de delincuente y le hacen la vida imposible. El único que trata a Clark con dignidad es un veterano convicto llamado Juan. Davis le confiesa que no recuerda haber violado a la niña, aunque sí ite haber abusado de otros menores. Las pruebas contra Clark son débiles por lo que podría quedar en libertad, a menos que Juan contara a las autoridades carcelarias lo que le ha confesado. Éste se debate sobre lo que debe hacer, mientras el resto de reclusos planea matar al pederasta.