Mayo de 2004. Star Wars: Episodio III aún no se había lanzado y el público estaba expectante. Era un momento de oro para lanzar todo tipo de historias y merchandising, y vaya que si lo aprovecharon desde Lucasfilm. Y entre novelas y cómics de todo pelaje nació Into the great unknown, un pequeño tebeo del número 19 de Star Wars Tales que hacía un crossover de diez páginas entre Indiana Jones y Star Wars. Bueno, más concretamente entre Indiana Jones... y Han Solo.

Hace mucho, pero muchísimo tiempo... 451n4g
Este cómic especial nos mostraba la muerte de Han Solo al lado de Chewbacca, que heredaba el Halcón Milenario. Ambos habían caído en un extraño planeta donde les recibieron a flechazos, y Solo no pudo sobrevivir. La gracia es que, muchos años después, un arqueólogo descubre su esqueleto: un tal Indiana Jones, que acaba abandonándole susurrando "Esto es muy familiar". Si supieras cuánto, Indy. Para los más fans: esto no es canónico, entre otras cosas, porque sabemos cómo murió Han Solo realmente... pero también cómo vivió.

El encuentro con el ídolo dorado en América del Sur allá por 1936 parece una aventura pulp pura y dura de nuestro arqueólogo favorito, pero encontró su inspiración donde menos lo esperabas: en los cómics del Tío Gilito creados por Carl Barks. Concretamente en uno titulado Las siete ciudades de Cibola, que, como todos los tebeos de patos creados por Barks, es más que recomendable. El ídolo aún tendría tiempo de aparecer en Andor, cubierto de carbonita, confirmando que, efectivamente, hay una unión entre las dos sagas... aunque sea separados por kilómetros de espacio y miles de años de tiempo. Que el látigo te acompañe.